Me voy a la cama a olerte,
me acurruco en tu calor
a sabiendas que no estás dulzor,
debería ser delito no verte.
Cobijo tu ausencia, al latente
compás de mi mano lucente
que rodea tu pecho,
para que sea más llevadero.
Al sueño me desveló
al percibir cada curva sin techo.