No, me delatan los versos;
esos, que pixelo con el dedo
en lo más íntimo, excedo,
entre sábanas al vuelo.
Y entre el blanco lienzo
de la piel de mi almohada,
bajo el deseo de mis sueños,
te pienso más allá del horizonte.
Entre mis sábanas me anhelo,
mi mano posa en risueño
y la almohada sin dueño.
Sin embargo soñando me revelo.
Y mis manos en la noche
masturban mis sueños,
y mis dedos danzan inquietos,
bailando entre las sombras de mis sábanas
y la luz de mi cordura,
y mi piel se cubre de caricias,
encrespándose mis desvelos.
Yo, a tu espera despojado,
y tú a mi ardor rendida,
además te sientes absorbida.
Dios, nos manipulamos
en una red de manos.
Pero perdidos entre latidos
dudamos de lo nuestro, al libre albedrío
en la soledad de la claridad.
Y yo perdida en la verticalidad
de mis agitados anhelos,
bañada en el profundo océano
de mis pensamientos.
Lluís Aguilà y María Perlada