Durante todo el día, circulando por la isla de Formentera,
mordiendo y tragando polvo, llego al hotel totalmente deshidratado. Todos los
caminos donde están las maravillosas playas paradisíacas son caminos de tierra.
Una vez aparco la moto delante de la piscina, observo que
hay una mujer hermosa como la luna del amanecer. El atardecer acecha por el
horizonte rojizo, la voy mirando con suma visión de mujer hermosa, lleva un
bikini de colores de fondo negro con rayas de colores rojo, azul, verde y
naranja. Ella gira la cabeza y nuestras miradas se cruzan con picardía.
Sigo mi camino hacia la habitación, abro la puerta y mis locuras transitan en mi mente pervertida. Porque no! lánzate como un hombre delicado y delicado. Así que, me pongo manos a la obra. Voy hacia la nevera la abro y cojo hielo, abro la bolsa, seguidamente cojo la cubitera, desalojo el hielo de la bolsa. Abro el caño donde el agua cae al vació, es decir dentro de la cubitera. Voy otra vez hacia la nevera y agarro la botella del vino rosado, un Pinord del Penedés de color cereza.
Una vez que la botella se posa dentro del frio hielo,
tránsito hacia el mueble donde están las copas de vino rosado, ni grandes ni
pequeñas, con su forma curvelina
correspondiente. Miro donde he dejado caer los bártulos de la playa y los cojo,
me lo pongo detrás de la espalda, y mis manos ponen dentro de la cubitera las
dos copas. Abrazo la cubitera, abro la puerta y me dirijo hacia la piscina.
Durante el trayecto corto voy observando las lagartijas
típicas de la isla, unas son grises otras son verdes, supongo que los machos
son las grises y las damas son verdes esmeraldas.
Al llegar a la piscina ella está sentada en el borde de la piscina. Se que está sola porque durante unos días la he visto que siempre está solitaria, y pensativa. Me acerco con todos los trastos, ella gira la cabeza se
queda sorprendida.
-Hola, me llamo Lluis, me preguntaba si te gusta el vino
rosado, ya se que es muy atrevido pero tenía ganas de tomar unas copas, pero con
tanta belleza que hay en tus ojos mejor me preguntaba cual era tu nombre.
-No sé que decir, la verdad me has dejado anonadada, mi nombre es Claudia.
-Pues nada, relájate y nos conocemos durante un buen rato.
Me siento a su lado, pongo la bolsa detrás de mí, poso la
cubitera en medio de los dos como barrera psicológica. Busco la navaja de
multiusos y abro la botella poquito a poco, hasta que el ruido del corcho hace
de las suyas. Levanto las copas y pongo una a su lado, le sirvo un dedo de vino
y le comento que lo pruebe. Ella lo cata con sus labios morenos causados por el
sol de la isla de Formentera. Ella alza la copa y el néctar de uva la seduce en
su paladar.
-Muy bueno, tiene un cuerpo y un aroma perfecto.-comenta ella.
-Si, además fíjate que su lágrima es muy vistosa.-le comento con voz firme.
-Vaya te gusta los vinos como a mí.
En mi interior me dice: "A viento popa toda vela". Le acabo de
servir la copa hasta media casta, el vino rosado y el blanco nunca hay que
llenar la copa, porque se enfría rápidamente, además el clima es caluroso.
Una vez que le sirvo hago lo mismo con mi copa. Empezamos a hablar de nosotros, de donde venimos, que hacemos, que son de nuestras vidas, durante un buen rato conversamos y vamos palpando el vino. El efecto del vapor del vino empieza hacer sus efectos y nos reímos de los comentarios.
Una vez que le sirvo hago lo mismo con mi copa. Empezamos a hablar de nosotros, de donde venimos, que hacemos, que son de nuestras vidas, durante un buen rato conversamos y vamos palpando el vino. El efecto del vapor del vino empieza hacer sus efectos y nos reímos de los comentarios.
La piscina es larga, pero poco ancha. Cerca del borde
donde nos sentamos hay un pequeño muro sumergido, entre la superficie del agua
y la base del muro solo hay unos pocos centímetros, es perfecto porque puedes
tumbarte en su base y medio cuerpo está sumergido, y el resto del cuerpo esta al
aire libre, para poder respirar y ver el atardecer. Los minutos pasan y la
oscuridad va conquistando el cielo, la luna de hoy no tardara en aparecer en el
horizonte, y además hoy día 8, es luna llena.
La botella se vacía con ansia y rápidamente, la verdad es
que entra muy bien y la compañía se agradece. De repente ella hace un
pequeño brinco y moja su cuerpo, me comenta que si la acompaño durante el
chapuzón, no tardo ni dos segundos y me introduzco dejando me caer a la agua
fresca, pero a la vez calurosa del ambiente que nos rodea.
Nuestros brazos empiezan a moverse y los dos nadamos estilo
braza, brazos tras brazos, piernas tras piernas, su cuerpo se mueve con
delicadez, me pongo a su lado y nadamos
al final de la piscina no antes de rodear el muro sumergido. Llegamos al final y
damos media vuelta dirección al muro, una vez u otra vez.
Durante un buen rato los dos nadamos, nos sumergimos y jugamos pasando nuestros cuerpos por debajo del agua, mientras uno está en la superficie el otro pasa por debajo, así podemos contemplar nuestros cuerpos medio desnudos, su bikini de colores y mi bañador negro.
Durante un buen rato los dos nadamos, nos sumergimos y jugamos pasando nuestros cuerpos por debajo del agua, mientras uno está en la superficie el otro pasa por debajo, así podemos contemplar nuestros cuerpos medio desnudos, su bikini de colores y mi bañador negro.
Llegamos otra vez al final del muro y nos paramos, ponemos
los pies en el fondo, y el agua nos cubren de cintura hacia abajo, mis brazos se alargan
hasta coger las copas, hacemos un pequeño trago y acabamos de vaciar el néctar
prohibido.
Continuara. ....
Muy veraniego tu texto, dan ganas de darse un chapuzón.
ResponderEliminarEspero su continuación.
Un beso.
Vull saber com continua....... yaaaaaaaaaa
ResponderEliminarjo tambeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!
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