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Canciones

miércoles, 21 de octubre de 2015

Entrada 99

Bueno, después de un largo tiempo, me planteo muy seriamente
dejar de escribir en mi blog.

El motivo es que no tengo fuerzas, ni ganas, ni estoy por la labor.

Un día vi un árbol el cual me gustaba, y cada día arrancaba un fruto del él, pero poco a poco iba arrancando un fruto del hermoso árbol.

Los días iban pasando y me pregunté,
 "¿si cada día arranco un fruto del árbol, al final me quedaré sin fruto?", y pensé que ya no me gustaría.

Así que tenía que cuidar del árbol, regarlo, podarlo, acariciarlo, hablar con él.... Me puse manos a la obra, y cada día estaba más lindo, más hermoso y con más brillo. Porqué lo sentía y lo amaba.

El árbol tenía más frutos y me daba sombra y aire fresco.
Pero el verano se acercó, y las tempestades sucedían.
En cada tempestad estaba allí, para decirle que todo pasará y después del verano vendrá el otoño, donde tu beldad de hojas anaranjadas resplandecerán otro vez, y el águila imperial, volverá a abanicar tus ramas.

Pero a la segunda tempestad el árbol fue derribado, y sus raíces quedaron al descubierto a merced del aire. El jardinero no podía ya hacer nada, sólo el árbol podía renacer de sus raíces y su savia le daría vida.
Así que, el jardinero se fue con la cabeza triste y el corazón destrozado. El águila alzó su vuelo y lloró su pérdida. Le había dado sombra, refugio y también las hojas le habían acariciado su plumaje. Su fruto le había alimentado, y sus flores eran polarizadas con el vaivén de sus plumas timoneras.

La águila y jardinero se fueron juntos hacía el horizonte perdido. 

Caminan y caminan, sin destino y tristes.

El jardinero se va alejando porque sabe que las raíces se secarán. El águila vuela junto a él. Alguna vez vuela hacía el árbol para saber si la savia está seca o no. Pero cada vez que se acerca algo se lo impide.

Los truenos no suenan,
los rayos ya no iluminan,
el viento se calma
ante un silencio sin alma.
El sol sale cada mañana
pero sin ese mar salado,
llora tu ausencia.
La luna sale cada noche
pero sin ese tapiz azulado,
sollozo sin tu presencia.

En algún lugar encontrará otro árbol, pero está cansado.

Aquí está mi entrada 99 de mi pequeño blog.
Posiblemente la última.

2 comentarios:

  1. Me ha dado mucha pena lo que dices, Lluis, siento mucho que dejes blogger, no puedo decirte más, no me salen las palabras, solo decirte, que espero vuelvas cuando sientas necesidad de escribir y aquí estaremos esperándote.

    Por eso no te digo adiós, sino hasta pronto.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. vuelvo a escribirte ,Lluis, porque cuando lo hice , no se donde debio' ir tu no querias comentarios , pero soy insistente,aquello que quise decirte fue ,con palabras de quien mejor te conoce, que no puedes obsesionarte con un tipo de tapadera para tu cazuela, si ya te a dado varias veces mal resultado ,sera que es grande o pequeña , desde luego de la medida no.Yo quiero darte otro consejo, muy apropiado para ti, y es lo que en un principio te escribì, por mucho que te gusten los bonsay, no es su estado natural, aprende a amar a cada cual por lo que es y dale el espacio que necesita ,tambien mira de amar aquello que le pertenece,nunca ganaras a contra corriente, ni de ella ni de nada,no dejes las raices al aire nunca ,ni las tuyas ni las suyas, entierralas en buena tierra ,como minimo las tuyas y no pidas mucho , QUIZAS ERES MAS AFORTUNADO DE LO QUE PIENSAS.

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